lunes, 11 de agosto de 2008

Mis últimas salidas



Me junté con un grupo de amigos de la universidad y decidimos conocer Antioquia, un pueblo del distrito de Huarochirí que esta ubicado a 43 Km. de Lima. El lugar tiene una atracción muy marcada y es qué todas las casas tienen sus paredes pintadas de flores, palomitas y todo aquello que simboliza la paz. El lugar nos trasmitió mucha paz, fue una tarde muy agradable no solo por la ruta que fue muy emocionante sino por la cultura que en ella predomina. Deben conocerlo está sólo a tres horas de la capital y es ideal para darse un relajo de toda esta congestión.

Después de varios años volví a ver a mis amigos del cole. Todos estaban bien entusiasmados por recordar los anécdotas que pasaron y los que no. El encuentro nos llevó a un bar en Miraflores donde la música nos ayudó a soltarnos a pesar de las distancias,recordamos los paseos que tanto nos gustaban, los bingos, los resondrones de las monjas que siempre encontraban un motivo paa castigarnos. El tiempo pasó muy rápido todos terminamos alegres y dispuestos a reencontrarnos más seguido.

Fue la última foto, la más difícil de conseguir, pero no imposible. Nuestra idea era representar a los mejores grupos de rock y a sus portadas favoritas para el curso de fotografía, pero al estilo peruano. En aquella ocasión contamos con los amigos de la universidad, algunos que pasaban por el patio y simplemente se acercaban a curiosear y terminaban posando para la cámara, hasta el profesor Baldeón se animó a dejar inmortalizado el momento en que unos muchachos representan a Los Beatles, en su disco Sgt. Pepper's.

Cada vez que juega Universitario de deportes resulta un peligro ir al estadio, sin embargo cuando uno es hincha nada parece obstáculo. Las personas que aman el fútbol como Rosa y yo, nos sentimos como en familia cuando llegamos al estadio para pasar un momento de relajo o angustia si nuestro equipo va perdiendo. Nos quedamos enganchadas desde que el balón empieza a rodar por la cancha, gritamos, aplaudimos a pesar de que a los demás les resulte algo raro ver a chicas en el estadio sentadas a su costado.

Madrugar un domingo, no es lo más gratificante del mundo, sin embargo tiene su lado agradable si se trata de pasar una lindo dia en compañía de tus patas. Salir a las 7 am. con un sueño terrible, caminar para tomar el bus, preparar tus cosas resulta justificable ante tan grande sacrificio pues al final del día te das cuenta que nada es mejor que disfrutar de la piscina que tanto relaja, de la belleza del paisaje y el clima tan cálido. Un día lleno de buenos momentos y sorpresas en el camino.





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